Una Nueva Visión del Mundo

por Valentín García

UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO – LA CIENCIA MODERNA Y LAS TRADICIONES MÍSTICAS

El misticismo, sobre todo el oriental, está en boca de muchos científicos modernos, que han visto en él muchos paralelismos con la nueva física. Uno de ellos es el físico F. Capra, que habla de las tradiciones místicas, con referencia a las orientales (y en concreto al hinduismo, al budismo y al taoísmo), donde los términos místico y misticismo tienen unas connotaciones diferentes al mundo occidental.

Los paralelismos con el misticismo oriental están apareciendo no sólo en el campo de la física, sino también en la biología, en la psicología y otras ciencias.

De todo ello, se deduce que está naciendo una nueva visión del mundo y de la vida. Así lo expone Ervin Laszlo, filósofo, escritor y pianista diciendo: “Una nueva visión del mundo está surgiendo desde la vanguardia de las ciencias. Sin embargo, esta visión emergente de la nueva física, la nueva biología, la nueva psicología y las nuevas investigaciones sobre la consciencia, se conoce raramente fuera del ámbito de las propias comunidades científicas.”

Es necesario llevar a cabo una nueva “revolución copernicana”, pues sabemos que, así como Copérnico y Galileo cambiaron la mentalidad y la conciencia de la humanidad, al comprobar que es la Tierra la que gira alrededor del Sol, la ciencia moderna está comenzando a cambiar nuestras conciencias egocéntricas, de que toda la vida gira en torno a lo material y lo económico, al comprobar -en primer lugar- que espíritu y materia son complementarios, no contrarios, y -en segundo lugar- que es la materia la que procede del espíritu, no al revés.

Por tanto, es preciso generar ese cambio de mentalidad y de conciencia, en la humanidad, que nos libere del culto a lo material y económico (principal y casi único objetivo, hoy, en nuestras vidas), y que nos lleve a considerar los valores materiales como un medio para alcanzar los valores éticos y espirituales, no como un fin en sí mismos.

De esa revolución científica del siglo XX, ha surgido una nueva visión del mundo, muy diferente de la visión mecanicista y materialista, pero a la que no se opone, sino que trata de complementar. Esta nueva visión habla de la totalidad, no de entidades aisladas; es integradora, no excluyente, porque defiende la unidad esencial de todos los seres, del hombre consigo mismo y con los demás seres humanos, y a la vez con todo el  planeta. Por eso, se la denomina visión holística y ecológica.

Esta evolución también se ha seguido en algunos círculos de la medicina homeopática, naturopática e integrativa, donde se habla del paciente entero, y también entre psicólogos y sociólogos.

Estamos comenzando un nuevo milenio, en medio de un cambio social y humano sin precedentes. Todo indica que estamos entrando en una nueva era planetaria. Hoy la humanidad está pasando, de su etapa infantil y adolescente, a su etapa adulta.

La conciencia de esta transición quizás sea más asequible y más fácil de penetrar en los distintos sectores sociales, si se lleva a cabo a través de lo que llamamos la Nueva Educación.

Pero no es fácil definir lo que pertenece a la nueva era y lo que no pertenece, ya que nos encontramos en esa etapa de transición, en la que se mezcla y se confunde lo del pasado con lo nuevo. Probablemente se podrían establecer algunas pautas para ayudar a reconocer lo que es la nueva era (y lo que no es); por ejemplo:

• Era de unidad e integración, frente a la división y la desintegración
• Era de fraternidad y solidaridad, frente a la enemistad y la insolidaridad
• Predominio de la colaboración y la cooperación, frente a la competencia y la rivalidad
• Tendencia a buscar el entendimiento y la unión de los opuestos, frente al enfrentamiento y la permanencia en  los extremos
• Importancia de lo global, lo colectivo, sin excluir, lo local, lo individual.

Esta nueva era ha de ser esencialmente espiritual, debido a la necesidad de encontrar el equilibrio al excesivo desarrollo de lo material en los últimos siglos, para que el ser humano desarrolle su personalidad integral. La nueva era es integradora, no excluyente; por tanto, trata de unir cuerpo y alma, materia y mente.

Del análisis de los descubrimientos en las diversas disciplinas científicas, se desprende la necesidad de instaurar una nueva ética, unos nuevos principios y valores sociales que se adapten a la nueva visión de la realidad.

Muchos autores hablan de la necesidad de llevar a cabo cambios fundamentales en los valores y las actitudes del hombre, de una nueva ética y una nueva actitud ante la naturaleza. Por primera vez en la historia, la supervivencia física de la especie humana depende de un cambio radical del corazón humano”.

Ervin Laszlo, habla del ciudadano global y responsable, que debe cambiar su forma de pensar para formar parte de un movimiento hacia un mundo sostenible y en paz. “El primer paso -dice- es reevaluar tu ética. Nuestra ética debe encajar con lo que es bueno y justo para toda la humanidad… Sin una ética que tenga en cuenta esta dimensión global, la humanidad se enfrentará a tiempos difíciles…”

Estos nuevos principios y valores -como esta nueva ética- nacidos de la nueva visión del mundo, han de tener como denominador común la solidaridad para acabar con una de las características más sobresalientes del hombre moderno, el egoísmo.

Nada ha logrado probablemente cambiar tanto la vida humana sobre este planeta, como la revolución tecnológica de los medios. Hay quien defiende que supone una revolución mayor que la revolución industrial e incluso que el paso de los homínidos al ser humano actual. Es incalculable el poder de la radio, la prensa, los medios audiovisuales e Internet para influir en el pensamiento, la actitud y el comportamiento de los seres humanos.

Ese inmenso poder, hoy en manos de una minoría, es probablemente la causa de su perversión y sus abusos. Hasta ahora, ha sido imposible hacer un uso de esos medios en favor de un mundo más justo y solidario, de unos ideales culturales, sociales y éticos que favorezcan el bien común.

Vivimos, pues, en una etapa trascendental de la historia humana. Podemos entender que la humanidad está sufriendo los dolores de parto de un nuevo ser, de una nueva humanidad. Y por tanto, cada un@ de nosotr@s debe desempeñar su parte en esta época tan importante para la Humanidad.