by Diana
Share
Compartir

Fundamentos de La Educación para La Ciudadania Mundial
por Valentín García
Fundamentos de La Educación para La Ciudadania Mundial
A lo largo de la segunda mitad del siglo veinte, surgió en la humanidad un fuerte sentimiento de altruismo y solidaridad, como reacción ante las grandes catástrofes sufridas principalmente a causa de las dos guerras mundiales, y llevaron por primera vez a la creencia en la unidad esencial de la naturaleza humana.
Fueron diversas las muestras de esa solidaridad humana, como la Carta Institucional de las Naciones Unidas (de donde nacieron la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el nacimiento de múltiples organizaciones humanitarias, los Foros Sociales, la creación de la Unión Europea, etc.).

Está naciendo poco a poco una nueva humanidad que se considera a sí misma como una familia y que está propiciando una mayor comprensión y amor entre todos los seres, por ejemplo:
- Los descubrimientos de la Física Cuántica, están revelando la unidad esencial de la naturaleza y de la vida.
- La tendencia cada vez mayor hacia la integración, la fusión y la síntesis en la humanidad como un medio de supervivencia y de desarrollo global, desde las ciencias a las artes y desde la política a la economía, etc.
- La aparición de medios cada vez más interconectados e interdependientes, como la Informática, Internet, etc., que en general, que nos acercan un poco más al hecho de la interconexión de la vida.
Sobre la unidad fundamental del género humano se habla en diversas declaraciones y recomendaciones de las Naciones Unidas, de la Unesco, del Consejo de Europa y de otras organizaciones internacionales, como un hecho cada vez más admitido por todos. Se trata de ver en todo ser humano un alter ego, otro yo. Eso mismo empezó a entreverse en las palabras clave de la Revolución Francesa: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
También son muchos los pensadores que defienden ideas semejantes sobre el género humano, filósofos, científicos, escritores, psicólogos, etc. La humanidad actual está despertando al hecho de que los pueblos del mundo son como las ramas de un árbol, que se ven unas al lado de las otras, separadas y aisladas, y cada una en su dirección, ignorando que, en el fondo, en su esencia, proceden del mismo tronco que las alimenta y les da vida. Así, los diferentes pueblos tienen también un tronco común: la raza humana, la común humanidad, que les guía hacia un objetivo único: la convivencia en la unidad y la fraternidad.
PERMAMECER AL DIA